El oxígeno (O2) es un gas incoloro, inodoro e insípido que constituye el 20,9% del aire que respiramos. A diferencia de la gran mayoría de gases, cuanto menor es la concentración de oxígeno (O2), más peligrosos son los efectos para la salud. En medicina se administra por inhalación, principalmente en casos de asfixia, intoxicación por monóxido de carbono, edema agudo de pulmón, etc. No lo medimos en ppm sino en % de volumen.