Incoloro, inodoro y más pesado que el aire, el hexafluoruro de azufre (SF6) no se considera un gas tóxico. Por otro lado, es asfixiante en altas concentraciones (sustituye a las concentraciones de oxígeno) del mismo modo que los gases inertes (también llamados gases nobles). El hexafluoruro de azufre no tiene límites explosivos superior e inferior, sin embargo, puede reaccionar violentamente con el disilano y formar una mezcla explosiva.
Se hidroliza fácilmente en agua en compuestos fluorados (fluoruro de tionilo y fluoruro de hidrógeno), que son sustancias extremadamente tóxicas pero también corrosivas. Es uno de los seis gases considerados responsables del efecto invernadero y cubiertos por el protocolo de Kioto (un kilogramo emitido al aire equivale a largo plazo a casi 23.000 kg de dióxido de carbono (CO2)).